martes, 23 de febrero de 2016

ROSTRO DE MUJER


MUJER " UNA GRAN GUERRERA"
























































GUERRERAS









LAS MUJERES FUERTES, LE HACEN FRENTE A LOS OBSTACULOS DIARIOS, DE LA VIDA, EN OCACIONES CON UNA LAGRIMA, PERO SIEMPRE LLEVANDO LA CABEZA EN ALTO
















































ADAS



Hace mucho, mucho tiempo, nuestro mundo y el mundo de las hadas estaban separados por un cristal mágico. Y tal era el poder de este cristal, que sólo las hadas veían lo que pasaba al otro lado.
Pero por aquel entonces, nuestro mundo no era como lo conocemos ahora. Todo él era de un color gris opaco: las casas eran grises, la gente era gris, incluso el cielo era siempre gris... Mientras, en el país de las hadas el color brotaba por todos lados. Rojo, verde, azul, amarillo... todo era color y alegría.
Sin embargo, existía un ser, un hada joven y hermosa, que se sentía muy apenada por el mundo triste y gris en el que vivían los humanos. Iris, que así se llamaba, lloraba amargamente por ello y soñaba con poder cruzar el cristal y poder llevar un poco de alegría al otro lado.
Siete de sus mejores amigas idearon un día un plan: con polvo mágico de sus alas construirían un puente de un mundo al otro y, así, Iris podría cumplir su sueño. Construirían un arco para Iris con los siete colores de cada una de sus alas.
Y dicho y hecho: gracias a este arco de colores, nuestra amiga traspasó el cristal mágico hasta nuestro mundo. Y tal fue su emoción, que gruesas lágrimas brotaron de sus ojos; lágrimas que, al filtrarse a través del ArcoIris, se mezclaron con el polvo mágico de las hadas y, para sorpresa de todos, llenaron de color aquel mundo gris.
Desde aquel día, cada cierto tiempo, Iris y su siete amigas recargan de color nuestro mundo. Piensa en ello cada vez que veas un arcoiris y finas gotas de lluvia mojen tu cara.





















PERDIDA


“No es la ausencia de otra persona en nuestra vida lo que provoca el dolor, si no más bien lo que hacemos con ella cuando está. El amor puro no pide otra cosa que paz para el otro, porque sabe que sólo de ésa manera podemos estar en paz con nosotros mismos”





sábado, 20 de febrero de 2016

LA VIUDA






La viuda





















Francisco invitó a su amigo Carlos a esquiar. Cargaron todo en su camioneta y se fueron a las montañas nevadas.

Apenas entraron en el pueblo más cercano, el tiempo empezó a ponerse mal. El cielo se oscureció, empezó a soplar un fuerte viento, totalmente inesperado para esa época del año y las primeras gotas de aguanieve acompañadas por el fuerte viento sacudieron el vehículo.

En pocos minutos el temporal fue tan fuerte, que era imposible continuar con su viaje.




Sin saber muy bien que hacer, de pronto vieron a lo lejos las tenues luces de una casa. Sin dudarlo, abandonaron la carretera y tomando un camino de tierra, enfilaron hacia la casa para pedir refugio.




Cuando llamaron a la puerta salió a recibirlos una mujer con los cabellos rubios ensortijados y húmedos, que aunque estaba vestida con unos pantalones de trabajo y un chaquetón demasiado grande para ella, no podía ocultar su esbelta figura. Era una mujer realmente hermosa.

Los hombres tímidamente le pidieron ayuda para poder refugiarse de la tormenta que ya les estaba azotando.

La mujer con una expresión dubitativa, les dijo: -Si es cierto, veo que esta noche vamos a tener una fuerte tormenta. Lo siento mucho, no puedo recibirlos en casa. Hace pocas semanas que falleció mi esposo y vivo sola. Si los dejo entrar temo que la gente hable de más y es algo que no deseo, ni me conviene.




-No se preocupe señora, dijo Francisco, entendemos su situación y no queremos causarle problemas. Quizás podría dejar que entremos con la camioneta en la caballeriza, y que nos refugiemos allí hasta que pase la tormenta. Nos iremos a primera hora de la mañana.




La señora aceptó, Francisco y Carlos se dirigieron al lugar y se acomodaron para pasar la noche. Por la mañana comprobaron que el tiempo había aclarado y al ver que en la casa estaba todo en silencio, con las ventanas cerradas, parecía no haber movimiento, se fueron y continuaron con su viaje.

Pasaron el fin de semana esquiando y disfrutando de las montañas, de la nieve, el paisaje y la compañía.




Nueve meses después, Francisco recibió una carta certificada enviada por un estudio jurídico. Después de pensar de quién podía tratarse, se dio cuenta que era de los abogados de aquella atractiva viuda que habían conocido aquel fin de semana, cuando fueron a esquiar a las montañas.




Subió a su camioneta y se fue a casa de su amigo Carlos.




-Carlos, quiero saber algo, le dijo: ¿Te acuerdas de aquella viuda tan agradable y hermosa que nos permitió refugiarnos en la tormenta?

-Sí, me acuerdo, respondió de inmediato Carlos. Dime, aquella noche, mientras dormíamos en la camioneta ¿tu fuiste a la casa a verla?




Un poco nervioso Carlos confesó: -Sí Francisco, lo hice.




-¿Por casualidad le diste mi nombre, haciéndote pasar por mí y le diste mi dirección como si fuera la tuya? preguntó Francisco con voz incrédula.




Carlos enrojeció. -Sí, lo siento amigo. Ella me preguntó y yo no sabía que decirle, entonces encontré la tarjeta que tu me habías dado con tu nueva dirección y sin pensarlo demasiado, se la di. Francisco, entiéndeme. Tú no tienes compromisos, vives solo, estas soltero y pensé que si la situación se complicaba, tu podrías salir airoso del problema. Pero ¿Por qué me preguntas todo eso? ¿Pasó algo?

-Si, ello murió el mes pasado y me ha dejado toda su fortuna. Gracias por darle mi tarjeta.




“Seguramente al leer esta historia pensaste que el final iba a ser diferente, lo mismo me ocurrió a mí, pero este relato nos muestra la fragilidad de nuestros pensamientos, lo que sucede con las mentiras y como a la largo del tiempo, la vida premia a las personas honesta”

PARA UN AMOR HERMOSAS FLORES


REFLECIONES